El Seat Panda es un cochecito básico, humilde,
que circula por las carreteras de nuestro país con todo respeto a
sus “superiores”. Sabe de la existencia de cosas como elevalunas
eléctricos, air bags, faros multidireccionales, control de frenado
de emergencia, … pero en realidad sus necesidades son bastante más
básicas que todo eso. El Seat Panda necesita su combustible, un
poquito de aceite, algo de dibujo en sus pequeñas pero resistentes
ruedas y poco más. El Seat Panda tiene una apariencia de debilidad,
pero en realidad es un coche fuerte y curtido, preparado tanto para
circular por las mejores autopistas como por los más hostiles
caminos. El Seat Panda lo aguanta todo con humildad, los
adelantamientos de sus superiores, las risas “simpáticas” de los
pasajeros de los otros vehículos, pagar sus revisiones periódicas
de ITV como todo vehículo, que en ningún anuncio salga un Panda con
alguna rubia maciza en su interior,.... Pero el Seat Panda existe. Y
es también un coche. Humilde sí, pero un coche digno de ser tenido en cuenta.
Pues bien, creo que muchos, ante esta
famosa crisis, nos sentimos como un Seat Panda. Toda la información
que recibimos es sobre la “familia” de un tal Riesgo, los
mercados (que no donde compramos la fruta), la señora Ángela Merkel
(que no es nuestra vecina “la Angelines” que nos presta un tomate cuando
no tenemos), los rescates de los Bancos (el de mi barrio se lo
llevaron hace tiempo y nadie lo rescató, ahora tenemos que sacar una
silla para sentarnos), y un largo etcétera de términos que si acaso
comprendemos, no encontramos dentro de casa.
En nuestra casa, como básicos Seat
Panda que somos, encontramos que hay que pagar la casa, sea hipoteca
o alquiler, que están carísimos también nuestros “otros
mercados”, nuestros hijos estudian y el material no hay quien lo
pague, nos vestimos (de invierno y verano) aunque sea en rebajas, se
ha acabado el jabón de la jabonera de las manos y encima no tenemos
ni "culos" de gel para rellenarlo, que si añado este calabacín que me
ha dado mi amigo de su huerto, puedo hacer más tortillas con menos
patatas, que si friego el suelo con el lavavajillas de los platos
tengo que comprar un producto menos, que si los cristales les das
bien con agua y luego los secas quedan igual de bien que con
Cristasol, que si para la boda que tengo este año corto el vestido
que me compré para la de hace dos años, parecerá nuevo, que si
aprovecho para asar los pimientos rojos cuando el pollo, ahorro luz
con el horno, que si hago unas migas puedo aprovechar el pan que se
ha quedado duro, …..
Pero cuando veo las informaciones sobre
la Crisis, nunca oigo ninguno de estos temas. A nadie le preocupa
cuánto tiempo tardará mi compañía eléctrica en cortarme el
suministro (de la que sí me informan sobre sus “problemas económicos”),
cuánto tiempo podré continuar yendo al mercado, de dónde puñetas
saco el dinero de los libros del cole, o si tengo o no recursos para
cubrir mis necesidades básicas de Seat Panda.
Pero mis humildes recursos de se acaban. Mis rueditas ya no tienen dibujo, mi depósito de
gasolina hace eco, al aceite se ha convertido hace tiempo en grasa
consistente, y de pasar la ITV ni hablemos. ¿Seguro que me debe
importar mucho muchísimo la “prima del tal Riesgo”?
No hay comentarios:
Publicar un comentario