sábado, 21 de julio de 2012

LA CRISIS PARA UN SEAT PANDA




El Seat Panda es un cochecito básico, humilde, que circula por las carreteras de nuestro país con todo respeto a sus “superiores”. Sabe de la existencia de cosas como elevalunas eléctricos, air bags, faros multidireccionales, control de frenado de emergencia, … pero en realidad sus necesidades son bastante más básicas que todo eso. El Seat Panda necesita su combustible, un poquito de aceite, algo de dibujo en sus pequeñas pero resistentes ruedas y poco más. El Seat Panda tiene una apariencia de debilidad, pero en realidad es un coche fuerte y curtido, preparado tanto para circular por las mejores autopistas como por los más hostiles caminos. El Seat Panda lo aguanta todo con humildad, los adelantamientos de sus superiores, las risas “simpáticas” de los pasajeros de los otros vehículos, pagar sus revisiones periódicas de ITV como todo vehículo, que en ningún anuncio salga un Panda con alguna rubia maciza en su interior,.... Pero el Seat Panda existe. Y es también un coche. Humilde sí, pero un coche digno de ser tenido en cuenta.
Pues bien, creo que muchos, ante esta famosa crisis, nos sentimos como un Seat Panda. Toda la información que recibimos es sobre la “familia” de un tal Riesgo, los mercados (que no donde compramos la fruta), la señora Ángela Merkel (que no es nuestra vecina “la Angelines” que nos presta un tomate cuando no tenemos), los rescates de los Bancos (el de mi barrio se lo llevaron hace tiempo y nadie lo rescató, ahora tenemos que sacar una silla para sentarnos), y un largo etcétera de términos que si acaso comprendemos, no encontramos dentro de casa.
En nuestra casa, como básicos Seat Panda que somos, encontramos que hay que pagar la casa, sea hipoteca o alquiler, que están carísimos también nuestros “otros mercados”, nuestros hijos estudian y el material no hay quien lo pague, nos vestimos (de invierno y verano) aunque sea en rebajas, se ha acabado el jabón de la jabonera de las manos y encima no tenemos ni "culos" de gel para rellenarlo, que si añado este calabacín que me ha dado mi amigo de su huerto, puedo hacer más tortillas con menos patatas, que si friego el suelo con el lavavajillas de los platos tengo que comprar un producto menos, que si los cristales les das bien con agua y luego los secas quedan igual de bien que con Cristasol, que si para la boda que tengo este año corto el vestido que me compré para la de hace dos años, parecerá nuevo, que si aprovecho para asar los pimientos rojos cuando el pollo, ahorro luz con el horno, que si hago unas migas puedo aprovechar el pan que se ha quedado duro, …..
Pero cuando veo las informaciones sobre la Crisis, nunca oigo ninguno de estos temas. A nadie le preocupa cuánto tiempo tardará mi compañía eléctrica en cortarme el suministro (de la que sí me informan sobre sus “problemas económicos”), cuánto tiempo podré continuar yendo al mercado, de dónde puñetas saco el dinero de los libros del cole, o si tengo o no recursos para cubrir mis necesidades básicas de Seat Panda.
Pero mis humildes recursos de se acaban. Mis rueditas ya no tienen dibujo, mi depósito de gasolina hace eco, al aceite se ha convertido hace tiempo en grasa consistente, y de pasar la ITV ni hablemos. ¿Seguro que me debe importar mucho muchísimo la “prima del tal  Riesgo”?


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